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Álbum de historias ajenas cuyo recuerdo lejano vuelve propias

El libro está escrito como una secuencia de instantes de vida, de emociones pretéritas retenidas en la memoria del archivo muerto de la remembranza, a veces vergonzante, eso fue lo que decidió el Viejo narrador: presentarle a la nada a manera de fotografías, atornilladas en el tiempo, a través de cortas historias que mezclan narración y ensayo, y que le dieran excusa para dejar reflexiones no guiadas y cedidas a la imaginación y conclusión de sus eventuales lectores. Por eso, se lo repitió tantas veces, para sus relatos no establecería unidad de tiempo, sino que sólo tendrían armazón en el recuerdo imaginado, ese que no entiende de cronologías.

De esta manera, la última pieza de su testamento sería los relatos recopilados al capricho del recuerdo a guisa de álbum de recuerdos engrandecidos por la memoria. El recuerdo, ése, que bien sea de uno o de otro, se convierte con el tiempo en una amalgama de experiencias y termina por volverse propio. La memoria nos juega -discurrió mentalmente el Viejo- extrañas pasadas hasta que termina uno convirtiéndose en protagonista y plagiario de lo ajeno. Es así como el tiempo hace difícil distinguir, el Viejo lo sabía, si las historias que cuenta nuestra memoria nos acaecieron o nos las contaron.


El libro se desarrolla en tres Faenas que el Viejo narrador armó así:

Primera Faena : Asomándose a la vida
Segunda Faena : Conocimiento de la otredad
Tercera Faena : Introspecciones

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EXISTENCIA Y ESCRITURA
Una mirada sobre los escritos de Fernando Fernández
(algunos apartes)

Por Carlos José Reyes *


Toda lectura entraña una escritura, aunque no siempre se lleve a la página en blanco. Todo lector tozudo y constante lleva en su interior a un escritor en potencia; convertir esa potencia en acto implica osadía, coraje, al enfrentar un universo que tiene una larga historia y una inmensa producción de textos en todos los confines del mundo. Sin embargo, los viejos dichos de que todo está escrito y de que no hay nada nuevo bajo el sol son lugares comunes sin mayor dimensión semántica, como no sea para cerrar la puerta a nuevas experiencias literarias, recuentos de vida, o como lo plantea el título de este libro de Fernando Fernández, Puntos de Existencia

... En este mundo se descubre cómo el autor no es sólo un buen lector de novelas y cuentos, sino también de textos para la meditación, como los libros de aforismos de E.M. Cioran, o el tratado de ateología, de Michel Onfray, entre muchos otros. Estas reflexiones sobre los avatares de la existencia, bautizadas como introspecciones son la culminación de una tríada que responde a momentos de vida y a tendencias literarias, que no sólo permiten conocer mejor la compleja personalidad del autor, sino esperar que esta primera incursión en la vida literaria, diversa y rica en argumentos, reflexiones y pintura de personajes y situaciones, sea la apertura hacia un buen número de nuevos libros que desarrollen con amplitud las temáticas y universos iniciados en esta trilogía.

* Dramaturgo, libretista, historiador, guionista e investigador, profesor universitario de humanidades, dirigió la Biblioteca Nacional de Colombia, miembro de las academias colombianas de la Lengua y de Historia. Premio Casa de las Américas, primer Premio del concurso de la Universidad de Salamanca. En el 2008 la Secretaría de Cultura de Bogotá le otorgó Premio a su Vida y Obra.

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CONTACTOS

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2 comentarios:

  1. Celebro Fernando tu gran logro. Saltar el abismo insondable de la clandestinidad a la evidencia conlleva siempre nuevas oportunidades y agudos desafíos. Sabes bien que no comparto el "tobogán larguísimo" o el "túnel escabroso" como única senda por la cual marchar. Soy uno que vivo de quimeras pero de aquellas más reales que el aire tibio que nos inflama el alma. Tengo también puntos de existencia. Los tuyos son vívidos y sinceros, estaciones innegables del trasegar humano. No he leído tu libro todavía, pero en tus escritos previos pude descubrir pretéritos comunes de pregunta y de zozobra, presentes solidarios que asustan y amenazan. Sueño sí, -quizás mañana- compartir el futuro de esperanza,...el nuevo amanecer expuesto siempre al valiente inquisidor y dispuesto a la pluma de aquellos como tu, que saben dejar en el papel el alma.
    En hora buena Fernando.
    Con el afecto de siempre,
    Ricardo Diaz.

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  2. ¡Felicitaciones y felicidades!, Fernando, por haber podido plasmar en un libro un reflejo de tu rico mundo interior. ¡Éxitos! Un abrazo. Nelson

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